Una de las principales ventajas de los sistemas de calefacción por suelo radiante es su eficiencia energética. La calefacción radiante consume menos energía en comparación con otros sistemas de calefacción, ya que no requiere que el aire caliente sea transportado a través de conductos o canalizado en las habitaciones. Debido a que el suelo radiante no funciona mediante conductos de aire, se reduce en gran medida la cantidad de energía que se pierde por fugas en los conductos, lo que permite obtener una mayor eficiencia energética.

El suelo radiante también es ideal para personas alérgicas, ya que no se levantan partículas de polvo ni suciedad en el aire, lo que reduce los síntomas de alergia para quienes sufren de estas afecciones. Además, el suelo radiante proporciona una temperatura más uniforme a lo largo de toda la superficie del suelo, lo que elimina las zonas frías o calientes en un ambiente y, por lo tanto, garantiza una mayor comodidad térmica para los usuarios.

Aunque el suelo radiante es un sistema de calefacción altamente eficiente y cómodo, existen algunas desventajas a tener en cuenta. Una de ellas es que la instalación de un sistema de suelo radiante puede ser costosa, ya que se requiere una mano de obra especializada para realizar la instalación y es necesario que el suelo instalado tenga la suficiente capacidad para albergar las tuberías que conducen la calefacción.